“En el país tenemos más de una
docena de ríos que superan los 600 km de longitud. Los cinco más largos
totalizan cerca de 7.000 km de recorrido en el Perú, ideales para la práctica
del canotaje y el kayak” explica Carlos Muñiz en el primer post de nuestro
nuevo blog Pura aventura, y hace una relación los mejores y más comerciales
para hacer estos deportes.
Río Cañete
Es sin duda el predilecto de
los limeños. Nace en las alturas de la provincia de Yauyos, en las faldas del
nevado de Ticlla, desembocando finalmente en las aguas del océano Pacífico. El
tramo comercial que se corre es en el valle de Lunahuaná, en Cañete, a 180 km
al sureste de Lima. Incluye rápidos de clase II a IV. En esta sección se puede
hacer canotaje todo el año pero la temporada donde el río tiene más volumen y
mayor adrenalina es entre los meses de noviembre y abril.
Río Colca
Es sinónimo de canotaje en el
Perú. Sus rápidos son reconocidos en todo el mundo por su dificultad. Ubicado
en el valle del mismo nombre, a 300 km al norte de Arequipa, puede correrse sin
mayor riesgo a lo largo de unos 40 km. entre Cabanaconde y Tapay. Es navegable
entre mayo y octubre. También se organizan expediciones por el cañón del Colca
de 11 días de pura adrenalina. Recomendable solo para expertos.
Río Vilcanota o Urubamba
Enclavado en el corazón del
Valle Sagrado del Cusco, cuenta con algunas zonas muy concurridas por los
canoteros: una entre Calca y Urubamba, y otra entre Huambutío y Písac; ambas
con rápidos clase II y III. Una tercera zona, aguas debajo de Ollantaytambo,
alcanza los grados III y IV. Se corre entre mayo y octubre.
Río Tambopata
Es la ruta más espectacular
del Perú. El recorrido se inicia en Putina Punki (1.900 msnm), en Puno, y
desciende por los más exuberantes bosques tropicales hasta la llanura amazónica
de Madre de Dios (200 msnm) recorriendo el Parque Nacional de Bahuaja Sonene y
la Reserva Nacional de Tambopata. Toma entre 7 y 12 días y es un viaje con
rápidos de clase III y IV. Atraviesa la mayor porción deshabitada del país y
requiere de una logística compleja y coordinar anticipadamente los permisos de
las jefaturas de las áreas naturales protegidas correspondientes.